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kontratiempo

Calla

Nadie supo nunca lo que él pensaba. Hablaba mucho, pero a veces se le atascaban las palabras en el estómago.

Uno de esos días de charla nimia le asaltó un recuerdo (estaba escondido, esperando cualquier momento inesperado para salir y hacer más daño).

Había gritos, probablemente fuera de noche... sí, lo veía claro: ahí estaba, tapándole los oídos a su hermano. Era demasiado pequeño aún para escuchar ciertas cosas; eso pensaba él, también un niño, que su hermano era demasiado joven para saber ciertas cosas. Qué ingenuo pensar que aquello algún día acabaría, que su hermanito no oirías las peleas. El tiempo los llevaría de la mano para enseñarles que hay cosas que nunca cambian.

Y hoy siguen los gritos, aunque a fuerza de repetirse ya nadie les preste atención.

1 comentario

David -

tu nunca calles, sigue escribiendo!!! besos y hasta pronto!